martes, 7 de julio de 2009

Yoga, danza de la unidad



Yoga es ante todo un proceso gravitatorio, es una invocación desde la horizontal hacia la vertical. Es el largo recorrido quinésico, de ajuste temporal y espacial, hasta la voluntad verticalizada de los equilibrios. De Uttanasana a Natarajasana, es el Ser que se busca para Trascender.

El recuerdo de la Imagen, que solo puede ser Armonía, desde su concepto físico hasta la armonía del número y el sonido, música y matemática. Es muerte, a cualquier conceptualización de la vida.

La necesidad de desarrollar el trabajo técnico de Asana, desde la conciencia de la gravedad, el peso y el ritmo. Crear la presencia del elemento tierra y la fluidez del agua para llegar a la vertical y la definición de la trayectoria del movimiento como aspectos del elemento fuego. Es un dialogo de tierra -cuerpo hacia la comunicación espacial.

La construcción del cuerpo energético tiene que integrar las fuerzas de las polaridades opuestas y los elementos, y crear condiciones estables para el paso del aire como luz y fuerza electromagnética y desarrollar una progresión de centramiento y estabilidad hacia un estado de conciencia, presencia y atención, más que un conjunto de Asanas de gran demanda física y ventilación pulmonar.

Necesitamos estar despiertos para transformar el pensamiento y la respiración, unificar profano y sacro, forma y esencia.

Es precisamente aquí donde aparecen las dificultades de la enseñanza y el aprendizaje ya que esto significa un método e investigación que con capacidad analítica desarrolle paralelamente la creatividad.

Ser creativo es permitir el reflejo de la conciencia única.

¿Que es la conciencia a través del cuerpo?

Progresar en las sensaciones y evolucionar del concepto subjetivo de la mirada, hacia una visión más unificada, más empática y compasiva, que va acompañada de la estabilidad mental y el bien estar somático, psicológico y espiritual. Esta evolución es integradora y permite comprender la realidad, para transformarla hacia la máxima simplicidad, aceptación y gozo profundo.

Aprender a actuar con nuestra actitud y voluntad hacia una vida de purificación, reconociendo lentamente a través del estudio las condiciones que son causa y fruto de sufrimiento, con confianza y abandono profundo en la presencia de la resonancia divina en nuestro interior.


Montserrat Barquin
extracto de "Yoga, danza de la unidad"

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