domingo, 11 de julio de 2010

Yoga, el conocimiento de nosotros mismos

Para encontrar la verdad tenemos que 
profundizar en nosotros mismos 
y no sólo conocer la superficie.    
Sarvepalli Radhakrishnan


Cierto día un anciano y venerable maestro trabajaba en su jardín cuando se le acercó una estudiante que había recorrido una distancia considerable para verlo. La estudiante se inclinó hasta el suelo y luego se sentó permaneciendo callada durante un momento. De pronto, sin dudarlo, ella le preguntó cómo podría alcanzar la iluminación. El maestro ilustró su respuesta señalando la tierra del jardín, diciendo al tiempo que escarbaba para desenterrar una planta de cebolla "Sácala de aquí". La desenterró con raíces y todo. En seguida colocó el bulbo en un hoyo cercano y añadió "y plántala aquí". Se dice que aquella estudiante fue iluminada de inmediato.

Al igual que muchas de las enigmáticas historias sobre la iluminación, la anterior es un relato ameno, aunque un tanto difícil de asimilar. Pero el reto principal consiste en efectuar la conexión entre los motivos del mundo real que nos conducen al yoga y la búsqueda etérea de la iluminación que refiere esta historia. Como principiantes solemos buscar respuestas en el yoga cuando descubrimos que estamos perdiendo agilidad, cuando necesitamos mayor tranquilidad en nuestras vidas, cuando nuestra salud se ve quebrantada, cuando hemos perdido el rumbo o porque ansiamos liberarnos del stress y las ataduras de la vida moderna.

Con frecuencia, en cuanto principiantes tenemos sólo una vaga idea de las propiedades de las técnicas de yoga. Quizás hemos oído que el yoga acondiciona el cuerpo y la mente de una manera holística y por ello nos resulta atractivo. Pero es interesante observar que hay una relación entre la metáfora de transplantar cebollas y los problemas originarios que nos llevan a estudiar yoga por primera vez. En la práctica, el yoga ayuda a recuperar la salud y la armonía de dos maneras: apartando los obstáculos que bloquean nuestro camino y revelando la presencia inmutable de la paz, la consciencia y la alegría que todos llevamos dentro. Desenterrar la cebolla equivale a sacar a la luz las raíces de nuestras viejas tensiones y dolores, y así apartarnos de los obstáculos que nos impiden aprender y crecer. La replantación de la cebolla tiene que ver con aprender a identificarnos y convivir en un suelo más fértil y en el que estemos mejor situados.

Sandra Anderson y Rolf Sovik
Extracto de "Yoga Esencial"

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