lunes, 9 de noviembre de 2009

La Consciencia Total


El yoga es un método de mejoramiento humano, un sistema para completar la evolución interior y, sobre todo, una técnica para desarrollar la consciencia.

La consciencia es más que la mente común, porque está más allá de los procesos mentales. Es una función de la mente, pero además es el sustrato de la mente. La consciencia está más allá de los pensamientos, las ideaciones, la memoria y la imaginación. Cuando los pensamientos cesan, la consciencia permanece.

La consciencia es la capacidad de percibir, puede aplicarse hacia afuera, hacia adentro y hacia sí misma. Hacia sí misma hace posible la consciencia de la consciencia, la percepción de la percepción. El yogui debe dominar todos los mecanismos y posibilidades de la consciencia.

Los pensamientos residen en la dualidad, la consciencia en la unidad. Los pensamientos originan conflicto, la consciencia se sitúa más allá de todo conflicto. Los pensamientos se detienen en la superficie, se enredan con los conceptos, pero la consciencia libre de toda conceptualización, llega más allá. El pensamiento alimenta división, proyecciones, temores, tiempo, la consciencia en cambio, puede percibir las cosas tal y como son, sin distorsiones de la memoria psicoógica ni de la imaginación, en su completa desnudez. El pensamiento hace posible la comunicación, la consciencia conduce a la comunión. El pensamiento fomenta la erudicción, la consciencia el ser. El pensamiento obtiene visiones parciales, fragmentadas, la consciencia puede desarrollarse para conseguir una visión más integral. El pensamiento piensa la vida, la consciencia la vive.

El pensamiento es útil, pero en su justo lugar y campo de acción, pero fuera de ahí resulta insuficiente. Las posibilidades de la consciencia son infinitamente mayores. Por eso todas las formas de yoga, y de manera especial el yoga mental, tienden a desarrollar conscientemente la consciencia. El yoga físico a través del cuerpo, el yoga devocional mediante la entrega del ego y el desarrollo de la emoción, el yoga del discernimiento, a través de la sutil discriminación. Cada yoga tiene su método, sus procedimientos, pero el fin es el mismo, desarrollar de tal modo la consciencia que ésta pueda percibir lo más genuino del individuo.

Porque en la mayoría de los seres humanos la consciencia está semidesarrollada, casi dormida, el yoga provee de técnicas al practicante. El motor de la consciencia es la atención pura, aquella libre de ideaciones, conceptos, proyecciones.

Esa es la atención escueta: percibe, capta, vive, experimenta.

La mente y el ego son como dos ciegos, sosteniéndose y ayudándose el uno al otro. Se complementan, se fortalecen, pero ambos carecen de Sabiduría. La consciencia puede liberarse de ambos, puede desarrollarse, perfeccionarse en alto grado.

La consciencia es la puerta de acceso al Sí mismo, ella es el espejo que puede percibir el Sí mismo, ella es el puente hacia el Centro.

Desarrolla la consciencia manteniéndola muy alerta en la vida ordinaria, percibiendo atentamente los objetos, desarróllala haciéndola consciente de sí misma, desarróllala durante la meditación y fuera de ella, aplicándola al ser interior, a la fuente del pensamiento, más allá del ego, desarróllala sirviéndote de ella para registrar los procesos psicofísicos, establécete en ella.

Todo puede ser hecho con consciencia, o como generalmente lo hacen las personas, mecánicamente. Depende de ti, nadie puede ser consciente por ti. Si tienes alerta la consciencia estás meditando. No importa qué hagas o dónde estés, estás meditando si tienen lista la consciencia.

Actuar mecánicamente es fácil (se encarga el subconsciente) ser consciente es muy difícil. Tienes que hacerlo por ti mismo. El mayor secreto está en ser consciente. Por eso el yoga no te pone las cosas fáciles. Como decía Ramana Maharshi en tanto tenemos ego, el esfuerzo es imprescindible.

El yogaes el método para desarrollar la consciencia más allá del ego. La mente sabe del ego, la consciencia no. La consciencia recibe directamente la luz del Sí mismo. Y ella es tu mejor maestra hasta que encuentres el maestro de los maestros, el Sí mismo.

Establécete en una actitud meditativa y la vida se tornará tu mejor gurú. Cada situación, cada momento, cada circunstancia, si tu enfoque es meditacional, se vuelve el mejor maestro. Paulatinamente irás desarrollando la consciencia hasta conquistar la consciencia total.

Y una consciencia total es la fisura hacia la otra dimensión, la luminosa y satisfactoria dimensión del ser, aquella que ha recibido muchos nombres (samadhi, nirvana, sunyata, Tao, bodhi) pero que, por su propia naturaleza, está más allá de todo nombre.


Ramiro Calle
extracto de Yoga Mental

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