sábado, 1 de agosto de 2009
Pratiahara (control de los sentidos)
Cuán difícil es controlar la mente.
La mente ha sido comparada a un mono enloquecido. Había un mono, inquieto y movedizo por su propia naturaleza, como todos los monos son. Como si esto no fuera todavía suficiente, alguien le hizo tomar vino a discreción, de modo que se puso aún más intranquilo. Luego un escorpión lo picó. Cuando un hombre es picado por un escorpión salta durante todo el día, de manera que el pobre mono se encontró en una condición peor que nunca. Para completar su infortunio un demonio se posesionó de él. ¿Con qué palabras podría ser descrita la intranquilidad y el saltar y moverse de modo incontrolable de ese mono? La mente humana es semejante a ese mono, incesantemente activa por naturaleza, luego ella deviene borracha por el vino de los deseos y así aumenta su turbulencia. Después que los deseos se posesionan de ella, viene la picadura del escorpión de los celos por el éxito de los demás y por último el demonio del orgullo e infatuación entra en la mente, haciéndola creer que es muy importante. ¡Qué tremendamente duro es controlar una mente así!
La primera lección, entonces, es sentarse por algún tiempo y dejar a la mente que haga lo que quiera. Todo el tiempo la mente está en estado de ebullición. Es como ese mono, saltando de una a otra parte. Dejad que el mono salte todo lo que pueda, vosotros simplemente esperáis y vigiláis. El conocimiento es poder, dice el proverbio, y eso es cierto. Hasta que no conozcáis qué es lo que la mente hace no podréis controlarla. Soltad las riendas, muchos pensamientos odiosos entrarán en ella, os quedaréis atónitos al ver que ha sido posible para vosotros pensar tales cosas. Pero veréis que cada día que pasa el vagabundeo de la mente se hace menos violento, que cada día se va calmando un poco más. Durante los primeros meses encontraréis que la mente tendrá una enorme cantidad de pensamientos, más tarde veréis que de algún modo han decrecido y en unos pocos meses será cada vez menor el número de ellos, hasta que al final la mente quedará bajo perfecto control; pero debemos practicar pacientemente todos los días. Este control de la mente y el no permitir que se conecte a los centros es el Pratiahara.
Swami Vivekananda
extracto de "Raya Yoga,
Conquista de la naturaleza interior"
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