viernes, 13 de agosto de 2010

El principio de Ahimsa

Para iniciar cualquier empresa en la vida necesitamos los pasos preliminares. En el sistema yoga son esenciales los dos primeros pasos constituidos por los principios de Yama y Niyama o fundamento ético. Sin ello, construiremos nuestra casa sobre arena y corremos el riesgo de retroceder en lugar de progresar.

El primer requisito es aprender a enfrentarnos a nosotros mismos, con nuestras facultades externas e internas. Si tenemos defectos debemos tratar de superarlos, mientras que ciertas potencialidades básicas deben ser desarrolladas.

Yama
, el primer paso del Raja Yoga, significa contener, restringir. Su primer principio es Ahimsa, literalmente no injuriar, no violencia y se refiere no sólo a nuestras acciones exteriores sino también a nuestra disposición interior.

Generalmente se entiende por Ahimsa algo semejante a no matar. En efecto, este también es su significado pero involucra además una serie de virtudes y dones particulares. La mayoría de nosotros no saldría a la calle con ánimo de asesinar a nadie, pero violamos el principio de Ahimsa con una palabra, un gesto descortés o un pensamiento de odio.

La intolerancia, las reacciones bruscas ante la conducta de otro, la habitual falta de contención, e incluso la cobardía, son otras formas de negar Ahimsa. Si somos incapaces de hacer frente a una situación y eludimos el problema, aunque aparentemente sea un acto de 'no violencia' se convierte en la realidad en la negación de Ahimsa. Resistiendo el mal se evita la violencia en el mundo (…).

(…) Gandhi sostuvo: "En cualquier lugar de la sociedad donde haya injusticia debemos resistir y erigir un poderoso frente para oponernos a esa ignominia en la vida".

Ahimsa
no es cobardía ni debilidad, y está en relación con la ley del amor. No significa que un hombre permanezca apáticamente sentado sin herir a una mosca, mientras abriga violencia en su corazón. La violencia en el corazón es la peor de todas y sus consecuencias son más severas que las ocasionadas por daños físicos. La maldad, las confabulaciones a espaldas de otros, los chismes, el daño por medios indirectos, son todas formas de violencia mucho mayores que la injuria física. Ahimsa no significa mansa sumisión ante cualquier abuso porque es legítimo resistir a la maldad con toda nuestra fuerza pero sin sentir odio ni rencor en nuestro corazón.

Hay dos principios estrechamente ligados con Ahimsa. Son daya o compasión y karuna o misericordia. Nuestra actitud hacia toda la creación debiera ser misericordiosa, compasiva, tolerante y llena de amor espontáneo. No debiéramos creer que nuestro modo de pensar y hacer sea el evangelio de la verdad mientras criticamos lo que hacen los demás con autosuficiencia. Hay muchos ejemplos de errónea interpretación de Ahimsa: he conocido el fanatismo de algunos vegetarianos perdidos en detalles de vitaminas y calorías que demostraban tanta intolerancia con sus semejantes que pensé que si hubieran sido dirigentes, la vida habría sido terrible.

Ahimsa
es una expresión indirecta de los principios del amor. ¿Por qué debemos ser no violentos? Porque nuestra vida está integrada en una conciencia espiritual común. “Si yo soy violento contigo, soy en verdad violento conmigo mismo.”

Además de esta ley espiritual también físicamente nos herimos, porque cuando una persona está enojada todo su cuerpo se envenena; las glándulas emiten secreciones que afectan a todo el organismo.

Y no sólo el cuerpo queda afectado. La violencia nos hiere mentalmente. El hombre con amor en su corazón siente paz mientras que el resentido hiere su mente, es infeliz e intranquilo. El tercer factor a considerarse es que la transgresión de la ley de Ahimsa a su vez produce reacciones violentas; no sólo sufriremos debido a nuestra propia conducta sino que, en el plano físico, el antagonista nos devolverá la violencia con violencia. En esa recíproca relación, una palabra dura traerá otra y luego otra peor aún; la amistad se destruye, se genera amargura, odio y justamente en el plano físico se vicia la relación humana.

Para desarrollar Ahimsa repitamos mentalmente muchas veces “paz y liberación”. Se puede realizar este ejercicio unos minutos antes del desayuno y, si se prefiere, antes de la cena también. Repitamos esta frase una y otra vez “plenitud espiritual”. “Mi bienestar depende del bienestar de los demás”.
 
Swami Shivapremananda
Extracto de
"Introducción a la Filosofía Yoga
"