viernes, 9 de julio de 2010

Yoga... cierta forma de ver



El yoga es uno de los seis sistemas fundamentales de pensamiento de la India, que se conocen como darsana. La palabra darsana se deriva de la raíz sanscrita drs, que se traduce como “ver”. Por lo tanto darsana significa “vista”, “mirar”, “punto de vista” o aún más “cierta forma de ver”.

Pero más allá de estos significados, hay otro más y para entenderlo tenemos que conjurar a una imagen de un espejo, con la que podemos mirar hacia dentro de nosotros mismos. De hecho todos los grandes textos nos introducen a formas “de ver”, que nos dan la oportunidad de reconocernos mejor. Conforme vamos aceptando las enseñanzas podemos ver dentro de nosotros más profundo.

A través de los siglos se han reunido diferentes interpretaciones de la palabra “yoga”. Una de ellas es “reunirse”, “unirse”. Otra sería “atar juntos los filamentos de la mente”. A primera vista estas dos definiciones pueden parecer muy diferentes, pero en realidad hablan de la misma cosa. Mientras “reunirse” nos da una interpretación física de la palabra yoga, dirigir nuestros pensamientos hacia la sesión del yoga, antes de que aceptemos el reto de una verdadera práctica es un ejemplo de “atar juntos los filamentos de la mente”. Una vez que esos filamentos mentales se reúnen para formar una intención, estamos listos para empezar el trabajo físico.

Otro significado de la palabra “yoga” es alcanzar lo que antes nos fue inalcanzable. El punto de partida de este pensamiento consiste en saber que hoy hay algo que no podemos hacer, cuando encontramos los medios para realizar ese deseo, ese paso es yoga. De hecho cada cambio es yoga. Por ejemplo cuando encontramos la forma para flexionar el cuerpo hacia delante y tocamos la punta de los dedos de los pies, o cuando con la ayuda de un texto aprendemos el significado de la palabra yoga, o cuando a través de una discusión conseguimos una mejor comprensión de nosotros mismos o de los demás, estamos alcanzando un punto a donde nunca hemos estado antes. Cada uno de estos movimientos y cambios es yoga.

Otros aspectos del yoga están dirigidos a nuestras acciones. El yoga también significa actuar de tal manera que toda nuestra atención esté dirigida hacia la actividad que estamos realizando ahora. Por ejemplo, supongamos que mientras estoy escribiendo, una parte de mi mente está pensando en lo que quiero decir, mientras que la otra está pensando en algo totalmente diferente. Mientras más concentrado esté en lo que estoy escribiendo, mayor será mi atención en lo que estoy haciendo en este momento. Puede ocurrir lo contrario: podría estar escribiendo con gran atención, pero conforme lo voy haciendo, mi atención comienza a flaquear. Empezaría a pensar en los planes que tengo para mañana, o en lo que hay para la cena. Entonces parecería como si estuviera actuando con atención, pero no estoy presente. El yoga intenta crear un estado en el cual siempre estemos presentes –realmente presentes- en todas nuestras acciones.

La ventaja de la atención es que realizamos mejor cada tarea y al mismo tiempo, estamos conscientes de nuestras acciones. Entre más se desarrolle nuestra atención, la posibilidad de cometer errores es menor, proporcionalmente. Cuando ponemos atención a nuestras acciones, no somos prisioneros de nuestros hábitos, no necesitamos hacer nada hoy, porque ya lo hicimos ayer. En cambio, existe la posibilidad de tener presentes nuestras acciones y así evitar repeticiones innecesarias.

Otra definición clásica del yoga es “ser uno con el divino”. No importa que nombre le demos al divino, Dios, Alá, Isvara, o el que sea, cualquier cosa que nos acerque a la comprensión de que existe un poder supremo y más grande que nosotros mismos, eso es yoga. Cuando nos sentimos en armonía con ese poder supremo, eso también es yoga.

Así, vemos que existen muchas posibles formas de entender el significado de la palabra yoga. Encontramos sus raíces en el pensamiento hindú, pero su contenido es universal, porque trata sobre los medios por los cuales podemos hacer los cambios que deseamos en nuestras vidas. La práctica del yoga sólo nos pide actuar y poner atención en nuestras acciones. Cada uno de nosotros necesita poner una cuidadosa atención a la dirección que estamos tomando, para que sepamos a dónde vamos y cómo vamos a llegar allá. Esta cuidadosa observancia nos da la posibilidad de descubrir algo nuevo.

Es una decisión personal que este descubrimiento nos conduzca a una mejor comprensión de Dios, a una mayor satisfacción o a una nueva meta. Cuando empecemos a hablar de “asanas” (las posturas de yoga) veremos cómo se pueden incorporar en nuestra práctica las diversas ideas implícitas en el significado de la palabra yoga.

¿Adónde y cómo empieza la práctica de yoga?
¿Debemos empezar siempre a nivel físico?

Yo diría que donde empecemos depende de nuestros intereses personales. Existen muchas formas de practicar yoga y gradualmente el interés de un camino nos llevará a otro. Así puede ser que empecemos por estudiar los “Yoga Sutra de Patanjali” (quizás el texto más significativo del yoga) o por la meditación. O en lugar de eso, empecemos con la práctica de asanas y así, a través de la experiencia del cuerpo, empezar a entender el yoga. También podemos empezar por pranayama, sintiendo la respiración como el movimiento de nuestro ser interno. No existe ninguna regla sobre dónde y cómo debemos empezar nuestra práctica.

A menudo, los libros o las clases de yoga dan la impresión de que existen prerrequisitos para poder estudiar el yoga. Nos podrán decir que debemos dejar de fumar o que debemos ser vegetarianos o que debemos deshacernos de nuestras riquezas. Hacer eso sería admirable sólo si se originara en nuestro interior (y puede ser el resultado del yoga) pero no sería así, si son una imposición desde afuera. Por ejemplo, muchas personas dejan de fumar una vez que empiezan una práctica de yoga. Este es el resultado de sus prácticas, no han dejado de fumar para practicar yoga. Empezamos donde y como estamos ahora, y lo que deba pasar, pasará.

Cuando empezamos a estudiar yoga, ya sea en forma de asanas, pranayama, meditación o el estudio de los Yoga Sutra, la forma en que aprendemos es la misma. Mientras más progresemos, más nos daremos cuenta de la naturaleza holística de nuestro ser, sabremos que estamos hechos de cuerpo, respiración, mente y demás. Muchas personas que empiezan a estudiar el yoga con la práctica de asanas, continúan aprendiendo más poses hasta que para ellos el único significado del yoga es el ejercicio físico. Podemos comparar esto con un hombre que fortalece sólo un brazo y deja que el otro se debilite.

De forma similar , hay personas que intelectualizan la idea del yoga, escriben magníficos libros y hablan con brillantez sobre complicadas ideas como el pakriti y el atman, pero cuando hablan no pueden sentarse derechos ni por unos pocos minutos. Así que no olvidemos que podemos empezar la práctica del yoga desde cualquier punto, pero si queremos ser seres humanos completos, debemos incorporar todos los aspectos y hacerlo paso a paso. En el Yoga Sutra, Patanjali enfatiza todos los aspectos de la vida humana, incluyendo nuestras relaciones con los demás, nuestro comportamiento, salud, respiración, así como el camino hacia la meditación.


T.K.V. Desikachar
Extracto de “El corazón del yoga: desarrollando una práctica personal”