sábado, 15 de mayo de 2010
La respiración como vía de conocimiento interior
Un discípulo zen preguntó a su mentor: "Maestro, ¿por qué es importante ser consciente de la respiración para alcanzar la iluminación?. El maestro no le contestó; simplemente cogió la cabeza del discípulo y la metió en un recipiente de agua, manteniéndola así largo rato. Cuando por fin la soltó, el asustado y jadeante discípulo le oyó decir: "Ahora has comprendido".
La respiración es vida. Ambas están inseparablemente unidas desde que el recién nacido rompe a llorar llenando sus pulmones, hasta que se exhala el último suspiro. Pero además es camino. Como función orgánica autónoma que es, opera de manera inconsciente, no precisando de atención y voluntad para expresarse. Pero a la vez admite nuestra modulación consciente y ahí es donde se convierte en un vehículo privilegiado, en un instrumento esencial de apertura en los planos físico, energético y mental y también a otros niveles de conciencia que escapan del estado ordinario habitual, pero que forman parte intrínseca de nuestro Ser completo. La respiración constituye un puente entre las funciones conscientes e inconscientes. No nos debe resultar extraño por ello que en muchos idiomas se utilice indistintamente el mismo término para referirse a la respiración y al espíritu (`pneuma, ruach, anima, animus, prana, ch´i, ki). De esta manera, la propia respiración puede llegar a convertirse en nuestro mejor maestro si mantenemos hacia ella una actitud consciente y la trabajamos de forma adecuada. Swadyaya (estudio de sí mismo), Iswara Pranidhana (abandono en un sentido amplio), Abhyasa (práctica constante) y Vairagya (desapego), son algunos de los muchos términos que nos ofrece el Yoga, para conectar con esa necesaria actitud.
La respiración ha sido utilizada en todas las tradiciones como instrumento de conocimiento en la vía interior. El resultado más importante de la práctica de la respiración consiste en comprender que el proceso respiratorio es el vínculo de conexión entre la conciencia y la subconsciente, entre la material ordinaria y la materia sutil, entre las funciones voluntarias y las autónomas.
Así pues, la práctica de la respiración como vía de autoexploración es común tanto a las tradiciones orientales como a la moderna psicología, llamada transpersonal. Por ejemplo, el Yoga sistematizado por Patanjali, entraña ocho elementos o prácticas claves, una de las cuáles es el pranayama, mientras que en psicoterapia experiencial se recurre a diferentes métodos como la respiración acelerada y profunda (empleada en trabajos de regresión), la respiración abdominal (utilizada en la relajación), etc.
El sencillo proceso de inspirar y expulsar, hecho de una forma consciente y natural, habla por sí mismo de la más elemental enseñanza del Yoga mencionada por Patanjali en el primer Sutra: "Y ahora empieza el yoga". Ahora es consciencia, presencia en el instante más inmediato; no existe ayer, ni mañana, ni antes, ni luego; solo Ahora. El hecho de respirar nos dice que estamos vivos en este plano, que podemos ser conscientes y despertar.
La respiración permite abrir espacios internos velados a nuestra conciencia habitual. Como acto consciente, nos entronca con la realidad inmediata. Moviliza también la propia energía, que es guía y camino. La actitud de testigo ecuánime mantenida durante la respiración amplía nuestra conciencia, permitiéndonos observar el carrusel de pensamientos que gira y de cuyo devenir podemos ser simples espectadores y percibir además emociones y sensaciones corporales más o menos sutiles, agradables o desagradables, que emergen por esa activación energética y que permite acceder a lo inconsciente pero no por eso menos real.
La práctica de la respiración consciente viene a ser un potente faro, tan potente como la voluntad de querer ver. ¿Qué hay detrás de esta sensación corporal, detrás de esta tristeza, inquietud, alegría o duda?. La mente controladora pregunta machaconamente, pero no obtiene respuesta. Desde su impotencia sólo puede adoptar una humilde actitud de observación y alentar el proceso. Seguir respirando. Es del espacio silencioso que la respiración abre, de dónde vienen las respuestas. Algunos lo llaman conectar con el sanador interno, y abandonarse a él. En la práctica de Yoga hablaríamos de "Ishwara pranidhana", para referirnos a esa actitud imprescindible en la aventura interior. Se trata sólo de seguir respirando mediante una dirección mantenida de forma voluntaria o simplemente de estar presentes en el proceso respiratorio, que naturalmente se hace, como anclaje de la conciencia. El cúmulo de material que emerge es muy variopinto y todo es objeto de observación, a todo se le va a dar un espacio para que se exprese mejor, para tener ocasión de escuchar desde esa ampliación de conciencia que la respiración procura de forma natural. Nada es rechazado, es nuestro interior el que expresa y libera.
La respiración siempre ha sido llave para abrir puertas, espacios internos que en estado de vigilia permanecen oscuros. En todas las tradiciones, con formas diferentes de práctica, el acto de respirar conscientemente ha ayudado al hombre a crecer interiormente, como la semilla que en condiciones adecuadas puede desarrollar todo el potencial que le es innato.
Extracto "Respiración, vida y camino: Puntos de encuentro entre el yoga y la psicología transpersonal"
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