La palabra asana proviene de la raíz sánscrita as que significa "asiento", "ser", "existir", "habitar" y equivale a lo que nosotros llamamos "postura". En el asana se busca el equilibrio del cuerpo y la concentración de la mente en la existencia, en el ser, sin que ningún pensamiento la perturbe. A partir de esta consideración se puede comprender por qué las asanas son ejercicios físicos, pero no son gimnasia. Cuando se realiza un asana se está trabajando al mismo tiempo los huesos, los músculos, la circulación sanguínea y linfática, el sistema nervioso, endocrino y muy especialmente la respiración. Pero en su acepción completa, asana significa "asiento meditativo" porque su objetivo es, como hemos dicho, que el cuerpo está tan firme como cómodo que no perturbe a la mente. En el asana hay energía y fuerza, pero siempre dentro de los límites de la armonía y el bienestar.
Un practicante avanzado trabaja siempre con los ojos cerrados y encuentra que cualquier asana puede llevarlo al estado de concentración, serenidad y plenitud buscado, porque todas ellas han sido creadas para ampliar la conciencia y la conexión espiritual.
Durante la ejecución de cada postura, la mente debe estar centrada en el trabajo físico y al mismo tiempo, en la respiración que lo acompaña armoniosamente, ya sea en el movimiento como en la inmovilidad. Esta concentración es justamente la que trabaja sobre el estado mental y lo transforma. Como dice Mircea Eliade "el yogui está concentrado, unificado... toma posesión de si mismo." Por este motivo también se diferencia el yoga de la gimnasia, al concluir una sesión de yoga la persona se siente revitalizada y llena de energía.
En la realización de cada asana se distinguen tres etapas: la primera está constituida por los movimientos que se realizan para llegar a la postura; la segunda es la postura propiamente dicha y su permanencia; y la tercera, el camino de regreso para deshacerla. Todas son importantes y no hay por qué apresurarse. Cada paso que se realiza para llegar a la postura debe ser fluido, lento y consciente.
Una vez en la postura, el tiempo que se mantiene en la inmovilidad depende de la práctica de cada uno. Al comienzo solo serán unos segundos, pero los practicantes avanzados son capaces de permanecer inmóviles en una postura durante largo tiempo, a veces durante horas.
Para deshacer un asana se usa siempre el camino inverso que se tomó para adoptarla. Y éste también debe ser fluido, lento y consciente. La conciencia en el movimiento y no el esfuerzo es lo que le da perfección al asana.
La práctica de asanas hace que el cuerpo físico se mantenga flexible y fuerte durante toda la vida, se mejoran todas sus funciones y se logre la paz mental integral, sana y natural.
Stella Ianantuoni
Extracto de "Yoga para toda la vida"
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